Gracias a diferentes legislaciones y apoyándose mucho en el cambio de mentalidad del consumidor, las empresas están ganando conciencia rápidamente acerca de lo importante de reducir su impacto y el de sus productos sobre el medioambiente.
Eso implica mejorar tanto productos como procesos, teniendo en cuenta no sólo la forma en la que van a llegar al consumidor, sino también pensar en qué hacer cuando finaliza su vida útil.
Hablando desde el punto de vista de la logística, esta situación representa afrontar nuevos retos y aprovechar nuevas oportunidades de mejora enfocadas en el impacto de cada producto sobre el medio natural, procurando siempre el mínimo posible.
Es por eso que, para hablar de logística inversa, debemos conocer la economía circular, que en resumen consiste en recuperar, restaurar, reutilizar o reciclar cada componente, desecho, materia prima, etc. que utilice nuestra cadena de suministro.
Esto pone a la logística como la encargada de gestionar todo este nuevo flujo de referencias que funciona desde el consumidor hacia el fabricante con todos sus puntos y procesos intermedios.
Este tipo de logística en reversa es lo que conocemos como logística inversa también llamada distribución inversa, retrologística o logística de la recuperación y el reciclaje.
Sin lugar a dudas, esta dinámica supone adquirir nuevas obligaciones, plantea nuevos problemas, requiere nuevas soluciones y hace surgir nuevas oportunidades.
Podemos definir la logística inversa como el conjunto de prácticas y procesos destinados a gestionar las devoluciones y retornos de los productos desde los puntos de venta hasta el fabricante para efectuar su reparación, reciclaje o eliminación al mínimo coste posible.
El reciente incremento en las ventas online (e-commerce), ha tenido un impacto directo en la logística y ha obligado a actualizar las estrategias y procesos de las empresas para mantener su competitividad.
En el caso de la logística inversa, el objetivo es minimizar el impacto medioambiental que provoca la actividad empresarial. En ese sentido, las empresas desarrollan productos y procesos que, desde un principio, son menos perjudiciales para el medio ambiente.
Se le denomina logística inversa porque se invierte el orden o secuencia del proceso logístico que sería el siguiente: recepción de materias primas, entrada de materias primas al proceso productivo, producción, distribución y venta al cliente final.
Si bien la logística directa y la logística inversa se refieren al movimiento de bienes, existen diferencias muy importantes entre ambas.
Mientras la logística directa se encarga de hacer llegar cualquier producto al consumidor final, la logística inversa se encarga de la recuperación de envases, embalajes, productos peligrosos, excesos de inventario, devoluciones de clientes, obsolescencias, excesos de inventario estacionales e incluso productos con su vida útil finalizada que incluso pueden retornar a la cadena logística directa, pero en mercados secundarios.
Esta diferenciación de funciones implica una serie de diferencias muy marcadas entre ambas con respecto a la cantidad y calidad del producto, dificultad de las predicciones, inspecciones y controles necesarios, puntos de origen, etc.
Otra diferencia importante es el costo de las operaciones. En la logística inversa los factores como como el transporte, clasificación, controles de calidad y manipulación son más costosos que los de la logística directa.
Además, es importante tener en cuenta que el cambio de valor del producto, o los costos de reparaciones y reempaquetados o reembalajes, pueden no existir o ser muy bajos en la logística directa.
Por último, así como en la logística directa los costos son conocidos, claros y están controlados por sistemas contables, los de la logística inversa, los costos son menos visibles y rara vez se contabilizan.
En conclusión, la logística inversa será una tendencia que se apoyará en diferentes factores para ganar terreno en el mundo logístico.
Los factores más importantes son: la presión legal internacional por reducir el impacto medioambiental de la actividad industrial, razones económicas enfocadas a recuperar el valor del producto, cambios en la mentalidad del consumidor que considera responsables a los fabricantes de cuanto acontece a la vida útil de cada uno de sus productos y el auge del ecommerce.
Además, vemos cómo en el presente, la logística inversa se ha convertido en un argumento de marketing muy poderoso y en una estrategia empresarial muy valorada por el consumidor, ya que estrecha vínculos con el cliente y por tanto, forma parte importante de la propuesta de valor de una compañía.
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